Acceso directo

"Debemos transformar lo que somos y entrar a la presencia de Dios de una manera diferente.."

- Pastor Andrés Castro

¿Sabías que tenemos acceso directo al Padre? Nos preguntamos a veces por qué no estamos en la presencia de Dios siempre, a pesar de ese acceso. La Palabra siempre nos dice cómo acceder a esa presencia. Primeramente, la Biblia nos define como santos, consagrados para Dios y sacerdotes. En el Antiguo Testamento se nos habla del tabernáculo, el lugar que los sacerdotes administraban. El tabernáculo era una tienda de campamento que Dios quiso que se levantara para tener comunión con Israel. Todos los detalles de la construcción, incluidos los materiales, tenían una importancia y simbolismo. Los fines del tabernáculo eran conocer a Dios y acercarse a Él. En el Antiguo Testamento, la Biblia nos muestra cómo eran los rituales, y a pesar de que en el Nuevo Testamento funciona diferente por el sacrificio de Jesús, los simbolismos del Antiguo Testamentos son muy importantes para comprender cómo hacerlo hoy.

En el atrio, entraba cualquier persona a ofrecer sacrificio, en el Lugar Santo solo sacerdotes y el Lugar Santísimo solamente el sumo sacerdote podía entrar. Ahí estaba el arca del pacto, donde habitaba la presencia de Dios. Cada persona debía entrar por la puerta, que para nosotros ahora es Jesús. Muchas veces queremos entrar a la presencia de Dios con una petición o necesidad sin siquiera antes pasar por Jesús. Recordemos que es un asunto de corazón y debemos recordar a Jesús primero, el único camino al Padre. Dios nos dio esta puerta para que podamos llegar, ya que sin esta dirección estaríamos perdidos. Ahora, para entrar a la puerta d eJesús, debemos entrar con acción de gracias y alabanzas.

Ahora, al entrar al Atrio, los israelitas hacían un sacrificio en el altar de bronce, en el que confesaban sus pecados sobre un animal y derramaban su sangre, quemando una parte de ese animal para que llegara como olor fragante a Dios. Ahora, Jesús ya pagó nuestros pecados y a pesar de que debemos reconocer nuestro pecado, confesarlo y arrepentirnos, Jesús ya los perdonó, y más que eso, ¡ya resucitó! Por eso ahora nosotros no vemos el pecado ni la enfermedad, sino que entramos por la puerta alabando y dando gracias.

En la fuente, el requisito era lavarse, y para nosotros ahora significa que debemos llegar limpios, puros ante su presencia. Nosotros mismos no podemos limpiarnos, pero la Palabra de Dios sí nos limpia y nos purifica. Como cristianos debemos leer la Palabra, ir a la presencia de Dios y pedirle que nos limpie para ser más como Él.

Estas son solo dos áreas de todo el tabernáculo, pero podemos llegar hasta allá. Se trata de una actitud del corazón, y cada uno de nosotros debe anhelar llegar hasta el Lugar Santísimo. Debemos transformar lo que somos y entrar a la presencia de Dios de una manera diferente. Recordemos que somos sacerdotes, y administramos el tabernáculo, que ahora somos nosotros, quienes llevamos la presencia de Dios en nosotros.

Reflexionemos

¿Cómo estás llegando a la presencia de Dios?

¿Cómo podés ejercer mejor tu sacerdocio?

Versículos para reflexionar

1 Pedro 2:5,9 - Éxodo 29:44-46 - Juan 10:9 - Salmos 100:4 - Romanos 12:1 - Efesios 5:25-27

Oración

Señor, hoy me doy cuenta que llevo tu presencia dentro de mí y puedo administrarla de una manera pura y agradecida. Te pido que me enseñes qué significa realmente ser un sacerdote y te pido que me muestres si estoy pecando contra Ti y de qué maneras para arrepentirme, confesarlo y ser limpio. Tu palabra dice que si confieso mi pecado Tú me limpias de mi maldad, y eso anhelo hoy. Atráeme a Ti y muéstrame a través de Tu Palabra cómo vivir agradecido y santo. Amén.