Acceso directo - Parte 3

"Jesús no solo quiere que lo recibamos, sino que vivamos una vida de abundancia."

- Pastor Andrés Castro

Todos queremos estar en la presencia de Dios, ¿cierto? Pero muchos hemos olvidado algunas cosas que el Señor nos ha dicho en su Palabra, por lo que seguimos repasando el tabernáculo, donde Dios quería habitar en medio de su pueblo. En las partes anteriores, hablamos del atrio y la mesa del pan de la proposición. Hoy estaremos aprendiendo sobre el candelabro de oro y el altar del incienso.

Todo en el tabernáculo tenía que ver con Jesús, como la puerta (el camino al Padre), el altar del sacrificio (el sacrificio perfecto), el lavacro (la Palabra), por ejemplo. El Lugar Santo tenía la mesa del pan y el candelabro. Este candelabro era de oro, que representa la deidad, y tenía aceite y fuego, representando el ministerio del Espíritu Santo también. Luego, en el Nuevo Testamento vemos a Jesús decir que Él es el pan de vida y la luz del mundo, y se nos llama a vivir como hijos de luz. Cuando recibimos a Cristo, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros, y cuando vivimos con él, podemos desarrollar su fruto y poder, pero para poder ver el fruto del Espíritu en nosotros, debemos tener intimidad con Él.

Esto último es muy importante, porque el fruto es producto de la intimidad. No podemos verlo sin intimidad pero muchos nos hemos quedado con creer solamente. Recordemos que hasta los demonios creen en Jesús y tiemblan ante su nombre. ¿Cuántos cristianos viven creyendo pero sin experimentar el poder y el fruto? Algunos incluso viven con temor y ansiedad, cosas que desaparecen cuando tenemos el fruto. Podemos creer en Él, pero Jesús quiere que tengamos vida en abundancia y vivamos el fruto del Espíritu.

Si lo vemos en términos del tabernáculo, el atrio es celebración mientras que el lugar santo es intimidad. Venir a la iglesia es celebración, pero no es intimidad con el Señor. Esa intimidad es solamente entre Dios y nosotros. Por eso debemos permanecer en Él, para dar fruto, porque separados no podemos hacer nada. Recibir a Cristo no es todo, sino que permanecemos en intimidad y comunión con Él.

Reflexionemos

¿Estás teniendo intimidad con el Señor?

¿Qué parte del fruto del Espíritu estás viendo en tu vida?

Versículos para reflexionar

Juan 8:12 - Efesios 5:8 - Gálatas 5:22-23 - 2 Corintios 3:18 - Juan 15:4

Oración

Señor, hoy te pido perdón si he dejado de lado nuestro tiempo de intimidad. Puede que con ir a la iglesia piense que es suficiente pero quiero ir más profundo contigo, en intimidad. Quiero producir tu fruto y que sea evidente tu poder ante los demás. Pero más que eso, anhelo conocerte y que tu Espíritu viva en mí. Amén.