Bendiga a los que ama
"Prosperarás dondequiera que vayas y marcarás el destino de muchos."
- Pastor Sixto Porras
Como cristianos debemos transferir a la vida de nuestros hijos la gracia, el poder y bendición de Dios que puede impactar nuestra vida y generaciones completas. Nada es más poderoso que bendecir a nuestros hijos. El Señor le ordenó a Moisés que bendijera a sus hijos, y es el mismo ejemplo que debemos seguir para los nuestros, para que el Señor mire con agrado todo lo que hagan, les conceda Su favor y les de la paz. Nuestro propósito en la vida es dar bien a otros. Una de las características de Dios que nos ha dado a nosotros es que podemos bendecir a otros.
Si en algún momento alguien nos hiere o nos hace mal, en lugar de caer en la trampa de la venganza y humillación, debemos bendecir y devolver bien a estas personas. Para esto, tenemos que aprender a refrenar nuestra lengua, porque nacimos para bendecir, no maldecir. Maldecir es hablar mal, desear el mal y proclamar engaños que distorsionan la verdad de Dios. Nosotros no nacimos para eso y además, todo lo que deseemos para los demás se nos devolverá multiplicado y rebosado en nuestra vida. Por eso tenemos que bendecir. Bendecir es proclamar los planes de Dios para las personas que amo, hablar bien, tener sentimientos nobles y buenos sobre ellos. En su original en hebreo, significa impartir el poder que nos faculta alcanzar éxito, prosperidad, fecundidad y larga vida.
Cuando Dios hizo la creación, nos empoderó para gobernar, fructificar, dirigir, infundir vida y dar lo mejor de nosotros a los demás. Debemos ser fructíferos y multiplicarnos y Dios prometió que todo lo que hiciéramos prosperaría y sería fructífero. ¡Declaremos estas bendiciones sobre nuestros hijos y las generaciones que vendrán de ellos!
Debemos tener algo claro, y es que cuando Dios nos bendice y nos da promesas, no siempre sabemos cómo se verán en su momento. Dios guarda en su secreto, ciertas cosas para su misterio, pero debemos bendecir aunque no tengamos claro todo porque podemos empoderar, anunciar y declarar lo que Dios hará con los que amamos porque entendemos las promesas de Dios, sabiendo que es lo mejor para su vida.
Dios le promete a Abraham que sus generaciones serían bendecidas, y nosotros somos parte de esa promesa gracias a la Cruz de Cristo y la adopción del Padre por medio de ella. Podemos disfrutar de estas promesas pero tenemos que declararlas para que lleguen a sus corazones y enseñarles agradecimiento para que vivan en esas promesas. Al bendecir instruimos, formamos y sembramos semillas que darán su fruto en su tiempo, y por esto debemos instruir a nuestros hijos en el camino correcto y en su vejez no lo abandonará.
Al bendecir, tenemos poder para cambiar el curso de la historia de nuestra familia. Levantémonos y escribamos una historia nueva. No importa de dónde vengamos y cuál sea la historia de los que vinieron antes que nosotros. Hoy podemos declarar bendición sobre los que vienen después de nosotros.
Reflexionemos
¿Qué palabras estás declarando sobre tus hijos?
¿Cómo los estás instruyendo en el camino de las promesas?
Versículos para reflexionar
Números 6:22-26 - 1 Pedro 3:9-10 - Génesis 1:27-28 - Génesis 12:1-3, 7 - Génesis 17:1-8 - Proverbios 22:6 - Génesis 17:7-8 - Deuteronomio 34:9 - Deuteronomio 31:7-8 - Jeremías 1:5 - Marcos 10:13-16 - Isaías 44:3-4 - Isaías 59:21
Oración
Señor, hoy quiero darte las gracias porque me llamas tu hijo amado. Gracias por tus promesas y todo lo que Tu palabra nos dice. Hoy declaro que todas las promesas que has declarado, se hacen realidad en la vida de aquellos que amo. Los bendigo y deseo tu voluntad para sus vidas En el nombre de Jesús, declaro que serán prósperos, fructíferos y alcancen éxito donde sea que vayan. Amén.