El desierto, cambio de rumbo

"El desierto nos permite crecer y formar nuestro carácter."

-Pastor Andrés Castro

Cambiar de rumbo es hacer las cosas diferentes para salir de donde estamos. El desierto es un lugar seco, incómodo, con poca vida, no se ve mucha gente y en nosotros representa soledad, prueba o alguna crisis. Un desierto también puede ser algún área de nuestra vida donde sentimos que no prosperamos. Puede ser algo muy evidente o puede ser algo más pequeño. Todos tenemos algún tipo de desierto y realmente Dios también lo diseñó para ser un lugar de paso. La meta no es quedarse en el desierto sino pasar por él y salir. Lo que pasa es que muchos no queremos cambiar de rumbo y decidimos permanecer ahí. Dios no quiere que vivamos en el desierto siempre.

Para cambiar de rumbo, necesitamos nueva información, ideas, conceptos. Si no sabemos qué hacer, no podemos tomar una decisión y ejecutar algo nuevo. Debemos poner en acción lo que sabemos, eso es sabiduría, operar en lo que sabemos. A veces sabemos lo que debemos hacer, pero muchas veces nos cuesta y no lo ejecutamos.

Aún siendo Dios, Jesús pasó por un desierto y fue probado. Así como las uvas tienen que ser aplastadas para hacer vino y convertirse en algo más valioso, Jesús tuvo que morir y ser aplastado para ser glorificado y que todos viviéramos. Entonces debemos saber que el desierto es parte de nuestra vida pero no es malo, es bueno. Para los que amamos a Dios, todas las cosas son para bien. El desierto es señal de que vamos para arriba y no hacia abajo. Es para disfrutar a pesar del sufrimiento y gozarnos de lo que vendrá por el desierto. En lugar de quejarnos como Israel, podemos cambiar la perspectiva porque no importa lo que pase en el desierto, algo bueno tiene que salir porque la voluntad del Señor es buena.

Nuestro carácter se modifica y pule en el desierto, ahí nos formamos y llegamos a ser mejores personas. No lo veamos como si estuviéramos hundidos o con queja, sino tener la perspectiva de que es bueno. Debemos dejar de quejarnos y volver a ver a Cristo para surgir. El desierto es parte de nosotros. Si no hay crisis, no crecemos. Es hora de avanzar, y Jesús no quiere quitarnos el desierto. Es hora de aprender algo nuevo y volver a surgir. A Jesus lo que le importa es nuestro crecimiento y el proceso, no la meta. Si salimos del desierto sin proceso entraremos en otro.

Lo más importante de todo es que tenemos que ver a Cristo en todos los procesos. No la consejería o el curso que estamos haciendo, sino Cristo, porque es Él el camino y la solución a todo lo nuestro. Es Cristo quien nos dice que a pesar de la prueba, todo estará bien. No estamos solos, solo debemos levantar nuestra mirada y ver que Jesús quiere pasar ese desierto con nosotros.

Reflexionemos

¿Estás caminando en círculos o cambiando de rumbo?

¿A quién estás acudiendo en el desierto?

Versículos para reflexionar

Números 21:4-9 - Romanos 12:2 - Lucas 22:20

Oración

Señor, gracias porque sé que estás conmigo en medio de mi desierto. A pesar del dolor, te doy gracias porque sé que quieres que mi carácter sea transformado. Hoy levanto mi mirada para ver que vas conmigo, tomar tu mano y que me des la sabiduría para pasar este desierto. Sé que contigo, puedo lograrlo y todo estará bien. Amén.