El desierto, ¿cómo lo paso?

"Cuando pasés por el desierto, cuidá lo que hablás, lo que sentís, con quién lo pasás y qué hacés."

- Pastora Flora Baeza

Estas semanas hemos estado aprendiendo sobre los desiertos, reconociendo que no siempre son negativos, sino que cambiando de perspectiva podemos verlos como tiempos buenos para encontrarnos con el Señor y tiempos de transformación para ser mejores personas. Lo importante del desierto no es que pase pronto, sino que aprendamos bien lo que Dios quiere enseñarnos en ese desierto, y conocer más a Dios. Dios es el más interesado en ver nuestro proceso porque al salir del desierto veremos su gloria.

El recorrido de los israelitas a la tierra prometida debía durar 18 meses, pero por su terquedad, duraron 40 años. Nosotros somos los únicos responsables de nuestra manera de vivir el desierto, nuestras actitudes y nuestras decisiones en el desierto acelerarán o atrasarán el cumplimiento de la promesa.

Para pasar bien el desierto debemos hacer varias cosas:

1- Debo cuidar lo que digo. Cuando pasaron el mar rojo, los israelitas llegaron a un lugar llamado Mara, donde el agua era amarga y comenzaron a murmurar en contra de Moisés. Poco después de eso llegarían a Elim, donde podrían tomar agua de muchísimas fuentes. En lugar de haber sido pacientes, murmuraron y se quejaron. Dios les dio lo que quisieron, pero ¿queremos recibir la bendición y provisión de Dios por queja y murmuración o por la confianza y fe que tenemos en Él? Al quejarnos y murmurar, creemos que Dios no puede responder a nuestra necesidad. Pero Él tiene más abundantemente de lo que podemos imaginar. Podemos admitir que vamos cansados, pero declaremos en medio de ello que el Señor es nuestra ayuda y provisión.

2- Debo cuidar lo que siento. Cuando estaban al pie del monte Sinaí, donde se les darían los mandamientos a Moisés y toda la provisión de Dios para el pueblo, Dios le dijo a Moisés que se mostraría como una nube para que el pueblo confiara en su respaldo. El pueblo sintió miedo por oír la voz de Dios y le pidieron a Moisés que fuera un intermediario con Dios. Ellos sintieron miedo al Señor, un sentimiento que les mentía y los engañaba. Gracias a eso, hicieron dioses falsos. Hubo desenfreno en medio de ellos porque pensaron que Dios no estaba con ellos. ¿Nos ha pasado que estamos tan cansados que nos hemos dado vacaciones de Dios? Ellos cambiaron lo eterno por lo pasajero. No permitamos que las verdades de Dios sean reemplazadas por mentiras. Moisés sabía que lo que sentía tenía que llevarlo al Señor, porque él podía sentir cosas pero sabía que debía alzar los ojos a los montes, de dónde venía su socorro y donde tendría respuesta, porque los planes de Dios son buenos para nuestra vida.

3- Debo cuidar quién me acompaña. Esto es vital. Lo peor que podemos hacer en dificultad es aislarnos. Debemos caminar acompañados pero debemos cuidar con quién. Nunca pasemos el desierto solos, y menos con malas compañías. Las oraciones de quienes nos acompañan son un bálsamo para el corazón. Moisés tuvo personas que le levantaron los brazos cuando se cansaba y así el pueblo obtuvo la victoria.

4- Debo cuidar lo que hago. Mucha gente pasa por desiertos y se paralizan, decidiendo no hacer nada. Hay un salmo que dice “estad quietos y conoced que yo soy Dios.” Pero ese salmo no dice que no hagamos nada y no podemos excusarnos. Ese salmo nos dice que confiemos, que tengamos paz y quietud en nuestro corazón. Dios no nos manda a no hacer nada. Nos manda a hacer, a cambiar, a transformarnos, no paralizarnos. Lo que sí promete, es que estará con nosotros.

El Señor es un Dios de nuevas oportunidades. Podemos habernos equivocado antes, pero a partir de hoy, podemos levantar nuestros ojos a los cielos, cambiar nuestra queja en alabanza, pensar en lo seguros que somos en Él, desechar amistades que nos dañan, buscar aquellos que nos apoyen, y comenzar a ser diligentes. Hoy, Dios nos da una oportunidad para que nuestro desierto termine pronto.

Reflexionemos

¿Estás confiando en el tiempo de Dios o te estás quejando del desierto?

¿Qué estás sintiendo en el momento de la prueba? ¿Te da seguridad o te engaña?

Versículos para reflexionar

Éxodo 15:24 - Éxodo 16:1-3, 11-12 - Éxodo 19:9 - Éxodo 10:18-19 - Éxodo 32:1 - 1 Corintios 15:33-34 - Éxodo 17:10-13

Oración

Señor, Tú conoces mi situación, lo que pienso, lo que siento, con quién camino y lo que hago. Hoy te pido que me des una nueva oportunidad, y me des un corazón humilde para volverme a Ti. Tu palabra dice que cuando me arrepiento y me humillo, echas al fondo del mar mis pecados y te olvidas de ellos. Hoy decido comenzar a hacer las cosas diferentes. Dame fortaleza para hacer las cosas como Tú me has mandado y con un corazón agradecido para estar gozoso en medio de la prueba, con quietud en mi corazón, sabiendo que Tú no me dejas, no me sueltas, y eres mi escudo. Amén.