El que se...pierde

"Dios nos creó para conectar e integrarnos, y el enojo nos conecta y nos desintegra."

- Pastor Arturo Barrientos

El tema del enojo era sumamente importante para Jesús, tanto, que en el sermón del monte habla de esto diciendo a los que le oían que enojarse con su hermano e insultarle era igual de terrible que matar, por lo que nos llama a reconciliarnos antes de presentar nuestra ofrenda al Señor. Es interesante que sea el primer tema que toca en este sermón, pues Jesús sabía que sería una lucha para todos. Tan importante que en Génesis 4, encontramos el primer gran pecado después de la caída del hombre, el asesinato de Abel, un pecado ocasionado por enojo. Jesús nos advierte que tengamos cuidado con el enojo, porque en la emoción se gesta la vida o la muerte, la conexión o desconexión.

Si algo sabemos del enojo, es que si lo llevamos con nosotros mucho tiempo, tenemos posibilidades de desarrollar problemas cardíacos, y nos envenenamos solos, desconectándonos de los demás y viviendo una lucha diaria. El enojo nos aísla, nos desconecta, igual que Caín, quien se desconectó de Dios, de su familia y finalmente de su hermano. Jesús vino a conectarnos e integrarnos, a advertirnos que el desprecio hacia nuestro hermano traerá juicio sobre nosotros.

El enojo nos desconecta, porque cuando ya tenemos el enojo en nuestras manos, ya es como una papa caliente que cuando lanzamos, no hay vuelta atrás y podemos arrepentirnos. Jesús nos dice que tengamos cuidado, porque eso viene del corazón. Sin embargo, no nos deja ahí, sino que nos viene a conectar, llamándonos a reconciliarnos. Dios le dice a Caín que no se deje ser manejado por el pecado, e igualmente nosotros no debemos dejar que el enojo nos controle, pero sí podemos decidir cómo responder al enojo. Lo más importante es que el Señor está con nosotros para ayudarnos. Debemos decidir, perdonar y dejar ir, es un proceso, pero debemos buscar reconciliación, y el primer beneficiado somos nosotros mismos.

Como seguidores de Jesús seguimos en un mundo quebrado y luchamos con la desconexión, pero tenemos una iglesia llena de recursos que nos pueden ayudar. Debemos sanar y perdonar, para vivir con libertad. Lo mejor de todo es que con el Señor, podemos hacerlo.

Reflexionemos

¿Has guardado enojo por alguien durante mucho tiempo?

¿Cuáles patrones, actitudes o comportamientos tenés que vienen del enojo?

¿Cómo estás manejando tu enojo para que no lo acumules y reconectes?

Versículos para reflexionar

Mateo 5:21-26 - Génesos 4:6-7

Oración

Señor, hoy quiero pedir perdón por las veces en que he permitido que el enojo me domine. Sé que no es un comportamiento que te agrada, por lo que quiero rendirme a Ti para que me ayudes a librarme del enojo y todo lo que se ha acumulado en mi corazón. Quiero perdonar y sanar, sabiendo que es para mi bien y para la reconciliación de tu pueblo. Amén.