La bondad de Dios

"La misericordia de Dios no tiene nada que ver con nosotros, sino con quién es Dios."

- Pastor Alejandro Castro

A veces se nos olvida que todo lo que somos y tenemos es por misericordia de Dios. Somos hijos de Dios, tenemos derechos y herencia como hijos Suyos, pero más allá de eso, hay algo más poderoso que es esa misericordia. Sin ella no estaríamos aquí. Tan importante y necesaria es Su misericordia, que es nueva cada mañana. La vida cristiana está llena de actos de misericordia, nunca deja de ser. Jesús vino y se hizo hombre, caminó con pecadores, se sentó a comer con publicanos, y vino a servir para recordarnos que tiene misericordia de nosotros.

La misericordia es que Dios no nos castiga ni nos paga según nuestras obras. Es evitar que vayamos a un juicio que perderíamos y seríamos condenados. Éramos nosotros los que merecíamos morir, pero Dios decidió enviar a Jesús para perdonarnos y derramar su favor sobre nuestra vida, para que pudiéramos recibir el amor, la gracia y favor inmerecido que tiene para cada uno de nosotros.

Debemos tener claro que no recibimos misericordia por nuestras obras. Vale más acercarnos a Dios por quién es y su misericordia, que por las obras que hemos hecho. Romanos 3:23 dice que todos estamos destituidos de la Gloria de Dios, pero Su misericordia nos restituye y nos devuelve a casa, sin nosotros tener que hacer nada, sino por el sacrificio de Jesús, a pesar de que Dios nos debe nada ni está obligado a bendecirnos, sino que es fiel a sí mismo y así quiso bendecirnos. Entonces, cuando busquemos al Señor, no lo hagamos por lo que hemos hecho sino por su misericordia y amor.

Para los judíos, la enfermedad de lepra era un castigo que Dios daba a los pecadores, entonces lo discriminaban y lo tomaban como inmundo y desechado de la gloria por Dios. Estas personas eran aisladas, rechazadas y humilladas. En Mateo 8 vemos un leproso que se acerca a Jesús, y le pidió que si quería, lo limpiara. El leproso sabía que Jesús podía hacerlo, y vio un milagro de sanidad. Jesús intervino en su vida y fue sano, pero para ellos más que sanidad física, era algo espiritual y estaría restituido en la gloria de Dios. Seguramente Jesús se acercó a él para tocarlo y sanarlo, mientras eso era prohibido. Solo Dios podía sanar a un leproso, imaginemos qué pensarían todos cuando Jesús hace algo que sólo Dios podía. Jesús no le preguntó dónde vivía, ni cuánto dinero tenía, o sus pecados; Él solo quería sanarlo.

Así es como Dios quiere mostrarnos su misericordia. Bendigamos al Señor y no olvidemos todo lo que ha hecho por nosotros, no por obras sino por amor. Él está deseosos de amarnos y mostrarnos su misericordia.

Reflexionemos

¿Estás buscando a Dios por misericordia o por tus obras?

¿Cuántas cosas ha hecho el Señor por vos que podés agradecer?

Versículos para reflexionar

Salmo 51:1-2 - Hebreos 4:16 - Efesios 2:4-5 - Mateo 8:1-3 - Salmo 103:1-5 - Tito 3:4-5

Oración

Señor, gracias por pagar el precio que me correspondía a mí pagar con muerte. Tu misericordia me alcanza sin yo haber hecho nada para merecerla. Gracias por rescatarme cuando estaba perdido. Recuérdame cada día todo lo que has hecho, para nunca olvidar tus bondades. Gracias por tu amor incondicional y tu fidelidad. Amén.