Máscara de oxígeno - MAYDAY

"Ponernos la máscara de oxígeno primero es un acto de amor."

- Pastora Flora Baeza

¿Alguna vez te ha caído la mascarilla en un vuelo? No suele suceder a menudo, sino en momentos de emergencia. Cae sobre nuestra cara y según las instrucciones que ya se han anunciado al inicio del vuelo, solo debemos ponérnosla para nuestra seguridad. Esta cae porque muchas veces no nos damos cuenta de que la necesitamos. La máscara de oxígeno es uno de los instrumentos de emergencia disponibles en los aviones, que se utiliza cuando hay una despresurización en el avión. Los aviones vuelan a niveles tan altos, que la cantidad de oxígeno en el ambiente es muy poco para respirar, entonces los aviones tienen un sistema presurizado que inyecta aire al avión y donde los pasajeros recibimos el suficiente oxígeno. Las despresurizaciones no son comunes pero las vemos en muchas películas donde vemos desastres, donde salen pedazos de avión, objetos y hasta personas volando. Esto sucede con una despresurización abrupta, pero existe otro tipo que es muy sutil y casi imperceptible para los pasajeros.

La instrucción que nos dan en el vuelo, es ponernos la mascarilla, pero primeramente hay que ponérnosla nosotros. Podemos preguntarnos ¿cómo voy a ponerme primero la mascarilla y no a un niño, mi hijo, un adulto mayor? La lógica es ponérnosla nosotros primero , porque tenemos entre 30 y 60 segundos para no perder los sentidos o el conocimiento. Después de 60 segundos sin mascarilla, no podremos tomar decisiones y mucho menos ayudar a otros. Ponernos la mascarilla primero es un acto de amor. El amor entre nosotros es la señal inequívoca de que conocemos a Dios y la marca que no puede faltar en nosotros para que otros sepan que somos hijos de Dios.

Primero debemos amar a Dios sobre todas las cosas. Luego, amar al prójimo, pero no solo eso. Debemos amarlos así como nos amamos a nosotros mismos. No es tan sencillo como parece porque si no nos amamos a nosotros mismos, no sabemos amar a los demás. Nosotros somos los únicos responsables de lo que pensamos, sentimos y hacemos. Solo nosotros podemos provocar nuestra sanidad y así poder ayudar a otros. Millones de personas caminan con heridas profundas y ayudan a otros a sanar. Jesús no solo vino a darle salvación a nuestra alma y perdonar nuestros pecados sino también trajo sanidad en nuestras emociones, pensamientos, etc. Vino a darnos una vida plena y completa, pero a veces nos quedamos con aceptar a Jesús y nuestra vida sigue siendo la misma que antes de conocerlo. Seguimos caminando sin reflejar que Jesús nos perdonó. Aprender a amarnos viene ligado con un proceso de sanidad. Cada uno de nosotros tiene que recibir sanidad para poder amar a otras personas. El Señor nos ha hecho para una vida de victoria y abundancia, pero muchos no vinimos como tal porque vivimos atados al pasado y no nos disponemos a sanar para poder amar. Si no pasamos por nuestra sanidad, nuestra ayuda será muy limitada e incluso un desastre. Si no estamos sanos en nuestras emociones, cuando escuchamos a otros con sus situaciones somos detonados. Si no estamos listos para ayudar, nos van a afectar las cosas de los demás.

Esto es similar a la máscara de oxígeno. Así como la despresurización puede ser imperceptible a los pasajeros, podemos irnos adormeciendo y perdiendo nuestro interés en el Señor. Tal vez lo externo del mundo nos va satisfaciendo. A muchos en la Biblia les ha pasado eso, no se dieron cuenta de la despresurización de su vida, se adormecieron y no se pusieron su máscara que era Jesús. Un ejemplo de ello es cuando Esaú vendió a Jacob sus derechos de primogénito al cambiarlos por un simple plato de comida. ¿Te ha pasado que no entendés cómo llegaste a un punto de tu vida? ¡Puede ser una de estas situaciones!

No permitamos que nos vayamos adormeciendo cada día más y más. Muchos han conocido al Señor, disfrutado de Él y el mundo los ha ido convenciendo hasta que se alejan. No podemos permitir que nos pase lo mismo. Hoy necesitamos estar con la máscara de oxígeno puesta, no solo para momentos de emergencia, sino siempre, para desarrollarnos con el Señor y poder respirar y mantenernos vivos, sanos y santos.

Reflexionemos

¿Te estás poniendo tu mascarilla antes de ayudar a los demás?

¿Cómo te amas a vos mismo antes de amar a los demás?

Versículos para reflexionar

Mateo 22:34-39 - 1 Juan 4:20-21 - Génesis 25:19-23 - Génesis 25:29-34

Oración

Señor, hoy quiero ponerme la máscara de oxígeno que trae tu Palabra para mi vida. Quiero recibir no solo tu salvación y perdón, sino tu sanidad, plenitud y gozo. Quiero conocerte realmente y mantenerme firme ante las seducciones de este mundo. Necesito respirar tu oxígeno, Señor, cada día de mi vida. Amén.