Mi caminar por el desierto
"Recuerde que su desierto es temporal, no dura para siempre"
- Pastora Flora Baeza
La palabra desierto generalmente la utilizamos cuando hablamos de soledad, sequedad, escasez, abandono, tristeza, etc. Viendo lo que está pasando en nuestras vidas y el mundo entero, podemos decir que estamos caminando en un desierto. El pueblo de Israel también recorrió el desierto durante 40 años cuando decidió salir de Egipto. El Señor escuchó su quejido y clamor, por lo que les dio una promesa de librar al pueblo de los egipcios y llevarlos a una tierra prometida. En este caminar en el desierto podemos ver muchas maneras en que Dios proveyó y cuidó del pueblo. Se abrió el Mar Rojo, una nube y una columna de fuego los acompaña día y noche, una piedra proveía para ellos agua dulce, caía maná del cielo cada día para alimentarlos, el rostro de Moisés brillaba cuando estaba en presencia del Señor, y durante 40 años, ni su ropa ni su calzado de gastaron.
En su recorrido, el pueblo de Israel siempre estuvo caminando de la mano de Dios. Y así mismo, nosotros que estamos caminando por el desierto, estamos caminando con el Señor para ver milagros. En tiempos de escasez, soledad y angustia, es cuando Dios mueve su mano poderosa y debemos creerlo y declararlo para verlo con nuestros propios ojos. A veces cuando clamamos al Señor, pensamos que su respuesta es muy extraña o inesperada, pero el Señor es soberano y actúa de las maneras que Él sabe que son mejores y para llevarnos por el camino que quiere. Debemos recordar que nuestro desierto no es para siempre. Puede ser largo, pero no dura para siempre, y sabemos que Dios jamás se apartará de nuestro lado ni dejará de proveer para nosotros.
Cuando atravesamos un desierto podemos actuar de diferentes maneras. Moisés tenía una relación con Dios muy cercana, tanto que era considerado Su amigo. Él hablaba y Dios le escuchaba, y viceversa. Nunca se separó Moisés de Dios y tenían una relación estrecha. Josué vio los milagros, y aunque no participó mucho en ellos, tenía un corazón entregado al Señor, se mantenía al lado de Moisés y aprendía de él. Como consecuencia, se convirtió en el sucesor de Moisés. Aarón y Miriam, los hermanos mayores de Moisés, conocían al Señor, y aún habiendo visto las plagas y los milagros que hizo Dios, Aarón hizo un ídolo de oro para complacer al pueblo. Tomando esto como referencia, podemos decir que los milagros no nos hacen seguir al Señor. Sabemos que no siempre es sencillo ser la persona que se mantiene al lado del Señor, y es posible que otras personas murmuren contra nosotros mientras agradamos al Señor, pero seamos fieles, no nos quejemos y permanezcamos cerca del Señor, porque su promesa permanece. Seamos hombres y mujeres que brillan, reconozcamos Su mano en todo y veremos la mano de Dios moverse.
Reflexionemos
¿Estás hablando en fe o en queja?
¿Actúa Dios conforme a lo que vos crees, o actúa Él porque es soberano?
¿Como quién querés ser? ¿Moisés, Josué o Aarón?
Versículos para reflexionar
Éxodo 3:7-10 - Éxodo 13:17-22 - Éxodo 33:11,13-17 - Números 14:6-9 - Números 12:1-8
Oración
Señor, en medio del desierto que estoy caminando, decido acercarme a tí y permanecer en tu presencia. Que mi rostro brille como el de Moisés y mi fidelidad a tí sea como la de Josué. Aunque no lo pueda ver, sé que estás actuando de manera soberana y cuando dude, recuérdame que sigues a mi lado día y noche. Declaro hoy que veré tu mano poderosa y que tu promesa para mi vida se mantiene. Amén.