Seguros en sus límites

"Para cumplir los límites de Dios debemos tener límites a nuestros propios comportamientos. No es lo mismo saber que hacer, no es lo mismo oír que obedecer."

- Pastora Flora Baeza

En la vida nos han enseñado muchos tipos de límites: fronteras, tiempo, matemáticas, etc. Hoy hablaremos de otro tipo de límites, unos que podemos poner nosotros mismos. Eso significa que tomamos las riendas de nuestra vida. Aprender a decir “no” es uno de ellos. Estos límites dan seguridad en nuestras relaciones familiares, laborales y sentimentales. Además producen entendimiento y paz entre las personas. Cuando no ponemos límites, nos hacemos daño entre las personas porque no sabemos qué quiere o necesita una persona. Los límites nos ayudan a no dejarnos llevar por los demás, es no decir “sí” para evitar problemas, sino es distinguir entre lo que queremos y lo que no. Es como poner reglas en un juego para tener paz entre todos. Cuando ponemos límites, las personas pueden comenzar a conocer nuestro corazón, nuestra actitud, principios y valores para tener relaciones sanas. Más importante aún, cuando ponemos límites, comenzamos a ser respetados y valorados.

Asimismo, Dios ha puesto límites en su Palabra para nosotros, por medio de los cuales podemos conocer cómo vivir mejor, cómo llegar a Él, obedecerle y agradarle. Él nos ha revelado la manera en que quiere que vivamos con Él y Él con nosotros. Dios nos pide que guardemos, abracemos, anhelemos y vivamos su Palabra para tener vida larga y buena. Los mandamientos de Dios no son para estorbarnos ni molestarnos, sino para tener vida rebosante. Por eso debemos aprender a confiar en Él y no en nosotros mismos, porque Él sabe mejor. Cuando vivimos según los límites de Dios vivimos con buen nombre y buena fama, con gozo, salud y vigor. Tendremos éxito si logramos caminar dentro de los límites que Dios nos ha puesto.

Poner límites requiere valentía, para poder decirle “no” a otros y a nosotros mismos. A veces tenemos miedo de perder relaciones y ser rechazados, pero cuando hacemos la voluntad de Dios no perdemos nada, lo ganamos todo. Puede que algunos nos señalen pero cuando caminamos en una vida de santidad, hayamos gracia a los ojos de Dios y los hombres, y eso lo dice la Palabra de Dios. Al tomar la decisión de seguir los límites de Dios, podemos enfrentar retos. No es lo mismo saber, que hacer, ni oír que obedecer, pero debemos deshacernos de muchas cosas que nos detienen. Tenemos que parar de oír y no obedecer, porque estamos en un tiempo importante en nuestra vida para fundamentarse en los mandamientos de Dios, que traen seguridad, plenitud y paz en nuestra vida.

Reflexionemos

¿Cuáles límites no has puesto en tu vida?

¿Te has preguntado cuáles límites de Dios estás cruzando?

Versículos para reflexionar

Proverbios 3:1-7 - Marcos 7:21-23

Oración

Señor, examina mi corazón. Anhelo conocerte más y caminar dentro de tus mandamientos para tener una vida que te agrade y recibir tus bendiciones. Enséñame a conocer los límites que debo poner para ser respetado y valorado, y dame la sabiduría para respetar los límites de los demás. Anhelo la valentía que necesito para seguir tus mandamientos porque sé que traen vida rebosante. Amén.