Situaciones inesperadas

"Debemos entender que en medio de la prueba, lo que Dios está haciendo es amándote."

- Pastora Flora Baeza

Las semanas anteriores vimos cómo el amor, la misericordia y el perdón nos alcanzan. Dios nos da con misericordia y amor cosas que no merecemos, pero Él es bueno. Él sabe lo que somos, hombres y mujeres imperfectos que caemos. Siempre debemos recordar que si comenzamos algo con una base mala tendremos una mala construcción; si tenemos un concepto erróneo de algo, siempre tendremos un resultado erróneo de eso.

El ser cristianos no nos hace exentos de dificultades. A veces hemos pasado momentos inesperados, situaciones donde todo parecía estar bien, pero luego se puso difícil de nuevo. Nos pasa que creemos que el Señor no nos hace pasar por eso, pero comenzamos a tener actitudes incorrectas preguntándonos si Dios nos ama y por qué a nosotros. Pero la palabra de Dios siempre nos ha advertido que vamos a tener aflicciones y momentos de dificultad. No debemos pensar que como hijos de Dios estamos exentos. Es una creencia errónea que genera actitudes erróneas. Así como la palabra está llena de promesas hermosas, también tenemos promesas de que seremos probados, especialmente con el ejemplo de Jesús, quien soportó la cruz y venció.

A veces pensamos en el sacrificio de Jesús y pensamos que al ser el hijo de Dios se le hacía más fácil, pero Él también fue humano, también tuvo temor y sí fue difícil para Él, pero lo hizo pensando en el gozo que le esperaría, sabiendo que estaría sentado a la derecha del Padre. Hebreos nos dice que el Señor nos disciplina y lo pone como palabras de aliento, recordándonos que no nos desanimemos cuando somos probados o disciplinados, porque el Señor ama a quien disciplina. Él sabe cuando hemos, estamos o estaremos pasando por situaciones difíciles. Cuando pasamos por una prueba no deberíamos de sentirnos desanimados, desesperados y angustiados, sino que nuestra actitud debe ser “soy amado por Dios”. Al que Dios ama, disciplina.

Nuestra actitud debería de ser de hijos que sabemos que somos amados en la prueba, porque su Palabra lo dice. El Señor no vino a castigarnos, vino a perdonarnos. No podemos confundirnos y pensar que Dios es castigador, porque la disciplina es diferente. Su misericordia es nueva y su gracia supera todo lo que tenemos por delante. El castigo es aplicar una consecuencia negativa a algo que hicimos, pero Dios nos perdona, no castiga. La disciplina es una connotación positiva, una forma en la que somos perfeccionados y maduramos.

La disciplina de Dios es buena para nosotros y su Palabra dice que por ella, ¡participaremos de Su santidad! Puede que la prueba sea dura y dolorosa, pero debemos recordar que nos ama. La prueba nos transforma, alimenta nuestra fe y nuestra vida cambia. Todos absolutamente, pasamos por pruebas, porque Dios trabaja en todos cuando nos prueba y de distintas maneras. La fe es probada para que nosotros mismos sepamos cuánta fe tenemos, y a veces nos damos cuenta que nuestra fe no es como pensábamos, pero Dios nos hace ver para que reaccionemos y nos levantemos.

Recordemos que a pesar del sufrimiento de las pruebas, el Señor nos restaurará y nos hará fuertes, firmes y estables. Él cada día nos quiere con más fe, y más de Él a fin de irnos perfeccionando cada día.

Reflexionemos

¿Cómo puede crecer tu fe en medio de la prueba que estás pasando?

¿Cómo podés ver el amor de Dios en medio de esta prueba?

Versículos para reflexionar

Hebreos 12:1-6 - Proverbios 3:11-12 - Hebreos 12:10-11 - 1 Pedro 1:7 - 1 Pedro 5:10 - Génesis 22:1-5

Oración

Señor, gracias por revelar a mi corazón la verdad de que tu me disciplinas porque me amas. Gracias por cada prueba que he vivido, porque de todas he salido victorioso y hoy estoy más cerca tuyo, más perfeccionado, con más fe. Perdóname por cada vez que me he cuestionado lo que haces en mi vida y te pido que me des la sabiduría para enfrentar cada prueba que venga. Amén.