Resurge
En los brazos del Padre, nuestra historia no termina en derrota. Su abrazo nos levanta y nos brinda nuevos comienzos. Ese abrazo revela, sana y continúa escribiendo nuestra historia. Él va al frente de nosotros; no importa cuán difícil parezca seguir adelante, no estamos solos. Nuestro Padre, que nos ama, está con nosotros, listo para abrazarnos y darnos una nueva identidad como hijos de Dios.