A ojos cerrados

Nuestro Creador conoce lo mejor para nosotros. Él nos diseñó, y ¿quién mejor para decirnos cómo prosperar en nuestra alma y vivir en plenitud—de alma, cuerpo y espíritu? Cuando obedecemos sus mandamientos y palabras, nuestras vidas se alinean con su perfecta voluntad, y todo nuestro ser prospera, porque caminamos según los designios de quien nos creó. En la obediencia a su palabra encontramos paz y gozo.