Antídotos

“En nuestro caminar diario, enfrentamos distintos agentes tóxicos que intentan dañar nuestro corazón, como la avaricia, el rencor y la envidia. Sin embargo, Su Palabra nos enseña y recuerda los antídotos correctos para estos males: el perdón, la gratitud, el arrepentimiento, y muchos más. Con la ayuda del Espíritu Santo, estos frutos sanarán nuestro corazón y darán el resultado que el Señor desea, porque de él mana la vida”