Tetelestai
Él pagó nuestras deudas. No porque lo mereciéramos. No porque hiciéramos todo bien. Sino porque nos amó primero.
Nuestra salvación es un regalo, completamente gratis para nosotros, pero increíblemente costoso para Él. Jesús pagó un precio enorme, dio todo lo que tenía, solo para darnos un nuevo comienzo.
Así de escandaloso es su amor. Así de incondicional es su gracia. Hoy no tenemos que vivir tratando de ganarnos algo que ya nos fue dado: solo tenemos que recibirlo.