Ni un día sin gracia

Dios nos ha mostrado su fidelidad una y otra vez. No solo lo leemos en su Palabra, sino que lo hemos experimentado en nuestras propias vidas. Sus bondades y misericordias se renuevan cada mañana. Él permanece fiel aun en los valles, en los desiertos y en medio de las dificultades. No hay un solo día que no esté cubierto por su gracia.