Una cuerda que no se debe romper

Caer no es el final. Es solo parte del viaje. Porque lo que realmente cuenta no es si caíste, sino si te levantaste. Y sí, hay momentos de silencio —pero no te confundas— el silencio de Dios no es su ausencia, es su proceso. No fuiste creado para caminar solo; hay milagros que solo suceden cuando alguien más te lleva a los pies de Jesús. Liderar no es subir más alto, es agacharte más bajo. Servir. Amar. Y si vas a correr esta carrera, suelta todo lo que te pesa. Porque la gracia te invita a correr libre. “Corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia.” — Hebreos 12:1