La gran batalla
Nuestras batallas no son solo físicas, también son espirituales y muchas veces nos superan. Pero Jesús está presente y dispuesto a ayudarnos con compasión y poder. Él conoce nuestras luchas más íntimas y no se aleja, sino que se acerca con amor. Cuando clamamos, incluso con poca fe, Él responde con gracia. No está esperando perfección, sino un corazón sincero que confía en Él.