¿Qué tienes?
Lo que creemos que es insuficiente, en manos de Dios se convierte en instrumento de poder. Moisés no ganó influencia acumulando recursos, sino confiando en que Dios podía usar una simple vara. Dios no nos llama a tenerlo todo, sino a entregarlo todo. La verdadera fuerza no nace de lo que poseemos, sino de Aquel que lo sostiene. Cuando confiamos en Él, lo ordinario se vuelve extraordinario. “Ponlo en mis manos”, parece decirnos Dios, “y mira lo que haré” (Éxodo 4:2-3). La fe no consiste en medir nuestras fuerzas, sino en creer que el poder de Dios es suficiente para cualquier desafío.